A besos te entiendo, a veces no

El perdón es una decisión que  libera, la decisión de dejar ir el dolor. También es una actitud que nos permite interpretar lo que hemos vivido de otra forma y comprender que, a veces,  nuestras razones se basan en interpretaciones y no en hechos objetivos. Hay que ser valiente para desprenderse  del enfado y comprender que, detrás del daño que nos han hecho, existe una persona con muchos miedos. Algunas personas no perdonan porque creen que sería un acto de debilidad olvidándose de que algunas de las cualidades necesarias para perdonar son atributos que indican mucha fortaleza: humildad, valentía, empatía, integridad, sinceridad, honestidad, amor, bondad, gratitud.
Martin Seligman, padre de la psicología positiva, propone que recordemos el daño de la forma más objetiva posible. Si somos capaces de tomar distancia, de empatizar con la otra persona y con sus motivos de fondo (aunque nos cueste) y de reinterpretar lo vivido, tendremos más capacidad para superar los recuerdos dolorosos. Nos será útil recordar otras ocasiones en las que nos perdonaron y no olvidar que perdonar es una actitud. Asegura que “El perdón alivia el aguijón de los recuerdos amargos del pasado y nos permite avanzar desde ese punto para vivir en el presente y en el futuro; el perdón permite librarse de todo lo soportado para seguir adelante”.
El perdón es un bálsamo. Si no perdonamos, las heridas siguen abiertas. La MAGIA de perdonar consiste en demostrar que no te han herido de muerte, que nada puede perturbar tu paz interior. La neuróloga María Gudín afirma que superar las ofensas es una tarea sumamente importante porque el odio y la venganza envenenan la vida.  Dalai Lama, nos enseña con habilidad para cultivar el perdón: “Si desarrollo sentimientos negativos hacia aquellos que me hacen sufrir, ésto sólo destruirá mi paz mental. Pero si perdono, mi mente vuelve a estar en calma. En cuanto a nuestra lucha por la autonomía, si lo hacemos sin ira, sin odio, pero con verdadero perdón, podremos ser más efectivos en la lucha. Luchar con calma y compasión… A través de una meditación analítica, estoy ahora profundamente convencido de que la emoción destructiva del odio, es completamente inútil.” Perdonar no significa olvidar o negar el daño, no significa necesariamente exonerar al culpable ya que la carga pertenece a quién causó el dolor, no a quién lo sufrió.  Dalai Lama deja claro que el perdón no implica olvidar lo que ha pasado: “Para reducir el odio y otras emociones destructivas, hay que desarrollar sus opuestos: la compasión y la bondad. Si de verdad se siente gran respeto y compasión por los demás, el perdón es mucho más fácil de alcanzar. Librarse del odio y de la ira puede ser difícil porque son estados emocionales que no siempre son voluntarios. Pero existen dos estrategias que pueden ayudarnos. Entender aquello que no incluye el perdón: el acto de perdonar no implica aceptar que la conducta se repita y el perdón no debería depender de que el otro pida disculpas. Conviene olvidar la idea de que no se perdona hasta que el otro no pida perdón.”
Robert Enright, profesor de la Universidad de Wisconsin y uno de los pioneros de la terapia del perdón, define el perdón como la modificación de los pensamientos, sentimientos y conductas negativas en relación a quién ofende. Los sentimientos y el juicio negativo se reducen, no porque quién ha ofendido sea merecedor de ello, sino porque quién ha sufrido el daño, ha decidido libremente considerarle con compasión, benevolencia y amor. Es importante ser muy consciente de que el verdadero acto de perdonar se produce con independencia de que el culpable se excuse, no tiene ni por qué saberlo. De hecho, es posible que  quién ha hecho daño  se niegue a ofrecer sus disculpas o a mostrarse responsable del daño.
El perdón permite que la experiencia vivida adquiera un nuevo significado para las personas implicadas. El perdón no tiene por qué hacer desaparecer inmediatamente el dolor asociado a la ofensa. Algunos creen que las personas a las que aún les duele lo ocurrido, no han perdonado de verdad, ésto no es cierto.  El perdón no significa reconciliación y tampoco implica permitir que algo que ha pasado y que nos ha hecho daño, siga ocurriendo. Algunas veces, el daño es tan grande que no se puede confiar más en esa persona. Jorge Bucay escribe “Perdonar no es decir "aquí no pasó nada". Perdonar significa que hay conciencia de aquéllo que salió mal, hay conciencia de que hubo un daño y que, en consecuencia, el daño debe resarcirse, debe curarse, debe superarse. Perdonar es cancelar las deudas, pero no es olvidar que no las pagó.”
Otras veces, el daño, una vez perdonado, puede servir para contribuir al crecimiento de una relación. En su libro Perdonar, la psicoterapeuta Robin Casarjian nos ofrece la posibilidad de curar viejas heridas y nos demuestra que la liberación del pasado no sólo es posible sino también necesaria, si queremos alcanzar una salud y una armonía duraderas.
El regalo de este post…un cuento para ti…
La arena y la roca
Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y discutieron. Uno acabó dando al otro una bofetada. El ofendido se agachó y escribió con sus dedos en la arena: "Hoy mi mejor amigo me ha dado una fuerte bofetada en la cara".
Continuaron el trayecto y llegaron a un oasis, donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado y herido empezó a ahogarse. El otro se lanzó a salvarlo. Al recuperarse del posible ahogamiento, tomó un estilete y empezó a grabar unas palabras en una enorme piedra. Al acabar se podía leer: "Hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida".
Intrigado su amigo, le preguntó:
-¿Por qué cuando te hice daño escribiste en la arena y ahora escribes en una roca?
Sonriente, el otro respondió:
-Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir la ofensa en la arena, donde el viento del olvido y del perdón se encargará de borrarla y olvidarla. En cambio, cuando un gran amigo nos ayuda o nos ocurre algo grandioso, es preciso grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento de ninguna parte del mundo podrá borrarlo.
Todos los besos